Canalización recibida a través del código arcturiano: Limitación de Janosh
Hay una zona borrosa en aquello que percibimos, vetada aparentemente a nuestra visión y entendimiento, pero allí escondida se halla toda nuestra verdadera potencialidad. Por ello, cuando nos sentimos encallados en un lugar en el cual nos sentimos faltos de recursos, en donde una situación en concreto sobrepasa nuestras capacidades, el primer paso que debemos dar es el de tomar un avistamiento de la circunstancia desde una perspectiva distinta a la que nos hemos estado enfocando, distanciarnos o acercarnos a la situación hasta encontrar un punto correcto de enfoque que nos pueda dar más nitidez.
Imaginemos que estamos enfocando el objetivo de una cámara fotográfica y vamos ajustando hasta conseguir el mejor enfoque. Mientras lo hacemos estamos viendo la imagen a diferentes niveles de más borrosa a más nítida. A través de nuestro tacto vamos regulando el objetivo hasta hallar el punto de enfoque que nos parece más correcto. En el momento en el que hallamos el punto óptimo, no hay ninguna duda, la imagen se muestra a nuestros ojos de forma totalmente clara y perceptible.
Esto requiere un estado de calma, concentración, estabilidad y haber tomado previamente el distanciamiento adecuado. Posiblemente necesitaremos tomar diferentes vistas, cada toma nos dará una información complementaria de la realidad que estemos observando e iremos poco a poco estableciendo una composición de la situación en la que nos hallamos. Pasaremos por un proceso de desambiguación para encontrar el verdadero sentido de lo que nos está sucediendo.
Si nos quedamos encallados y empezamos a lamentarnos por la propia incapacidad, auto recriminándonos por nuestras limitaciones, difícilmente podremos emprender el camino hacia la búsqueda de aquellos recursos que nos van a permitir salir del atolladero.
La clave está en no rendirse ni dejarse llevar por el abatimiento, a veces somos demasiado orgullosos como para reconocer que estamos necesitando ayuda, nos educaron seguramente para que no mostráramos a los demás nuestros puntos de debilidad. Nos aterroriza lo que los demás puedan pensar de nosotros. Estamos acostumbrados a juzgarlo absolutamente todo y tendemos a ser sumamente crueles con nosotros mismos y con nuestros semejantes.
Nos agotamos compitiendo por ser los mejores y no nos damos ninguna tregua al detectar alguna situación que nos llega a desbordar, en la que nos sentimos perdidos y necesitamos de una mano amiga que nos ayude a remontar.
Ahora iremos más allá ya que se trata de conseguir todavía un mayor enfoque de la parte borrosa que nombramos de buen principio. Esa mano amiga siempre está presente, aunque que creamos que nadie puede entender lo que nos está sucediendo, esta mano amiga se manifiesta a través cualquier canal al que seamos capaces de concentrar nuestra atención, siempre y cuando permanezcamos atentos a nuestro entorno vital.
Nuestro Yosoy se comunica con nosotros a través de millones de señales que manda a nuestro entorno. Si deseamos hacernos plenamente conscientes de esta comunicación, conectaremos desde la parte manifestada de nuestra divinidad en nuestro cuerpo físico: la llama trina instalada en nuestro corazón. De ahí la gran importancia de entrar en meditación y convertirla en hábito en nuestras vidas.
Hay que detener el pensamiento si nuestro mental entró en un bucle, hay que realizar un rescate ya que esto está afectando a nuestro cuerpo físico y a nuestro cuerpo emocional, si se trata de una percepción en la cual hemos quedado tremendamente atrapados.
Debemos anclarnos fuertemente a la tierra y recorrer el camino de luz que nos lleva a nuestro Yo supremo. La intención es válida para permitir que él mismo tome las riendas de la situación. El rescate proviene de nosotros mismos actuando desde un plano superior; nuestros guías y nuestra familia de luz están siempre presentes, simplemente hay que permitir que penetre toda la luz que seamos capaces de sostener para que la parte oculta o borrosa de nosotros mismos, se muestre y se convierta inmediatamente en nuestra aliada.
Estamos equivocados si creemos que los problemas de la vida cotidiana no se solucionan desde una vertiente espiritual, es desde donde recibimos toda la luz y la fuerza, es desde donde podemos disolver el velo de maya, sentir la unicidad y entrar en contacto con la propia maestría. Tenemos todas las respuestas y todas las soluciones, solamente hemos de encontrar la manera de acceder a ellas. Si le damos poder a nuestras limitaciones ellas jamás van a dejar que actúe el verdadero ser que llevamos dentro. Pero si nos alzamos hacia los planos desde donde recibimos la fuerza de la sabiduría, entraremos en los ciclos creativos desde los cuales podremos desplegar todo nuestro potencial que va a permitirnos ir más allá de las percepciones que nos limitan.
La familia arcturiana de luz
Namasté
20 de julio de 2013
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