Ayma en ti
Entramos en comunicación en contraste con lo que se haya venido anunciando sobre los acontecimientos del 2012. Todo lo que haya de venir todavía no está escrito, todo lo que vaya preparándose es el fruto del trabajo y la irradiación de luz de todos los trabajadores y las almas que van despertando. El despertar es un proceso personal pero actúa de forma directa en el colectivo. Hablamos del cierre de un ciclo y el inicio de otro que se va a ir reflejando de forma evidentemente progresiva y de acorde a los ritmos que se vayan instaurando, derivados del mismo proceso.
El pulso de la galaxia emite las señales para que todo vaya entrando en sintonía, las señales son mandadas desde el mismo centro y hay que ser plenamente conscientes de que todo se va reflejando desde la expansión y el giro de la espiral que conforma.
Para ser verdaderamente sinceros, podemos realizar esa percepción basándonos en el cálculo perfecto que nos concede el número Phi, la llamada frecuencia de Fibonacci es la que va creando los cambios a partir de esa progresión. Podemos entrar en una perspectiva que se genera en un tiempo terrestre que se calcula de unos 26.000 años, por decir que en el 2012 entra esa pulsación que se dio en ese cálculo aproximado de tiempo.
Todo se refleja dentro de esta amplitud de onda, en el mismo instante en que se produce una nueva pulsación que afectará dentro de otros 26.000 años, en el que llega la compleción de un año entero galáctico donde se cumplen los 52.000 años del planeta tierra. Entramos pues en una nueva estación marcada desde una pulsación que repercute de forma sincrónica y que se irá reflejando durante la ampliación que se genere dentro de esa espiral en la que estamos incluidos. Se trata de una estación de pura luz.
Por eso se van dibujando las nuevas líneas axiatonales en todos los cuerpos físicos que representan un nuevo estado evolutivo para los seres que han accedido a la consciencia, por primaria que esta sea. Se trata de un dibujo en el que aparecen muchas más conexiones y que hacen que los organismos vivos lo reflejen a través de nuevas conexiones neuronales que van a hacer que los niveles de conciencia entren en estados evolutivos superiores, teniendo en cuenta el punto de partida y de los arraigos que estén actuando en cada ser. Los arraigos son algo realmente peligrosos ya que generan el efecto contrario y conducen hacia un proceso de estancamiento o involución.
El generar luz y canalizarla desde los campos fotónicos instalados en la rejilla renovada de la esfera terrestre y anclarlos directamente en el núcleo cristalino de la Tierra, establece unos campos de limpieza de todos los arraigamientos a las distintas densidades. Al ponernos en contacto con esos campos, lo que hacemos es entrar en una vibración mucho más sutil, esa vibración viene dada directamente desde ese pulso galáctico al cual nos hemos referido. Todos los seres galácticos pueden acceder a ese estado vibracional en el momento en que entra la luz, pero hace falta la misma participación consciente ya que es lo que definitivamente actúa como catalizador, desincrustando por así decirlo todos los procesos kármicos e incrementando el proceso de renovación.
En ese proceso de ascensión donde la galaxia entera está implicada, nosotros somos una parte de este todo, capaces de producir armonías y también disonancias; todo proviene de nuestro libre albedrío, el entrar en una reencarnación lleva inscrita esa libre elección para poder experimentar con plenitud. Todo el aprendizaje que adquirimos, sea cual sea, va relacionado directamente con nuestro proceso evolutivo y se transforma en información que va alimentando a la Conciencia Universal.
Todo conocimiento que adquirimos pasa a formar parte de la conciencia colectiva, todo lo que experimentamos colectivamente pasa a formar parte de la Gran Sabiduría. El Gran Conocimiento es el producto de todos los pequeños conocimientos que se van almacenando en la Gran Memoria, ya que sin duda somos la diversificación de esa Unidad de la cual venimos y a la cual volvemos.
Debemos saber que ahora mismo entramos en un ciclo de regreso, el pulso se contrae y se dilata, así sucede en todos los procesos. Nada está de más, venimos a cumplir un propósito, pero somos capaces de desviarnos del mismo y aunque parezca una contradicción, desviarse del propósito también forma parte del Propósito.
La conciencia que vamos adquiriendo, representa un grado. No es lo mismo ir a la deriva que saber hacia donde nos dirigimos, por esto realmente el aprovechar cada pequeño rayo de iluminación para sembrar el amor y la veracidad, nos compensa de un viaje, tan duro, que se extiende desde los confines de la eternidad. Tener ese conocimiento nos hace plenamente activos en la co-creación de La Gran Sabiduría Universal, esa que surge infinitamente desde el sonido hacia la luz para crear la materia y así fluye como en una fuente inagotable.
Es importante tener a mano un mapa de ruta que nos indique en que lugar del proceso nos hallamos, así la sabiduría ancestral hace que llegue a nuestro entendimiento en este plano, nos sitúa y nos incita a recordar aquello que ya sabemos. Ahora mismo si sabemos situarnos en el corazón, sabremos de dónde viene esa guía para poder continuar nuestro camino. Sabiendo y conociendo ese sinfín, podemos acceder a nuestro Yo Supremo con el que conectamos para recordar quienes somos y desde donde fluye la Suprema Intuición, esa que debe guiar nuestro camino y que debe proporcionarnos los dones y herramientas.
Un viaje tan fascinante debe ser vivido con toda la fuerza que nos podamos permitir, a sabiendas que el mismo Amor que todo lo crea, es el que está ahí para sostenerlo todo. Debemos despejar todos los velos y no dejarnos confundir con la apariencia de que la abundancia viene de los poderes fácticos que ahora mismo crean la ilusión de que están gobernando destinos y moviendo falsas ilusiones.
La certeza en que la plenitud y la abundancia provienen del propio Universo en un flujo constante de retroalimentación, debe colocarnos en una perspectiva nueva para darnos cuenta de que los horizontes son tan y tan amplios que ahora mismo no estamos viendo más allá que a un palmo de nuestros ojos. Abrirse a nuevas dimensiones es un paso que va a venir dado por el nuevo ciclo que ahora empieza. Debemos pues, estar preparados para contemplar todas las maravillas que siempre han estado ahí, pero nuestros ojos todavía no pueden ver.
Ayudando a levantar los velos, programando para co-crear esa Nueva Tierra, avanzando juntos en ese camino hacia el AMOR UNIVERSAL.
Namasté
26 de diciembre de 2011