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Vibrando desde la Presencia: Un llamado a la Maestría Personal y a la Unidad en Tiempos de Traspaso Dimensional

Ayma en ti

Amados, el preciso impulso que nos conduce hacia lo sublime,  radica en la posición que tomemos delante de cualquier situación. El diálogo constante no nos permite un estado de calma, no nos conduce hacia un plano  desde donde podemos escuchar la voz que nos conecta con el corazón, haciendo eco del latido que emana de la Totalidad.

Permanecer en la Presencia  no es un estado que se consiga a través del constante sacrificio o la resignación,  la Presencia se establece a partir de un estado de contemplación donde la posición establece la  emanación de un flujo  constante que se retroalimenta de la fuente a la cual está conectada toda la creación. La posición consiste en que todo nuestro cuerpo energético permanezca en  unas constantes rotativas, en  que cada uno de nuestros centros energéticos  obtenga su afinación correcta, en sincronía con el gran engranaje universal.

 Las señales que recibimos, en el momento en que pasamos al análisis a través de un sistema de valores  del que hemos estado embebidos desde generaciones, hacen que empecemos a establecer juicios de valores, manifestándose la polaridad en nuestras emociones. Cualquier contradicción lucha dentro de nuestro cuerpo emocional, esta es conducida a través de los neurotransmisores que a su vez mandan señales a nuestro sistema endocrino. El cual responde segregando substancias  que circularan por nuestro flujo sanguíneo y nos convertirán en verdaderos volcanes de emociones circulando por nuestras venas. Y esto no es todo, los estados emocionales por los cuales transitamos son transmitidos a través de nuestras ondas hacia los seres que nos rodean y comparten nuestras vidas. Estamos tan  íntimamente interconectados que a veces no somos capaces de saber de donde provienen nuestras emociones, imbuidos en estados de estrés, tristeza o inquietud que ni tan solo reconocemos como propios. Esto lo hacemos de forma inconsciente.

Conociendo este principio y conectados desde la consciencia podemos crear estados de paz, alegría y placidez.  Conseguimos estados de perfección amorosa, acallando la mente de juicios innecesarios,  omitiendo los juicios, permaneciendo en un estado acallado de contemplación y observando sin juzgar. La mente alimentada de juicios no hace otra cosa que cargarse y cargarse de emociones extremas que nos convierten en seres  en estado de contención, que al estallar, provocan una serie de reacciones en cadena fuera de todo control. De ahí nuestro tremendo poder,  tanto destructivo, como constructivo, cuando actuamos desde un impulso creativo. De ahí la necesidad de unificarse en armonía para poder emitir señales a nuestro alrededor capaces de neutralizar y generar energías que nos sitúen en planos de consciencia superiores tanto en nosotros, como en los seres que nos rodean. Nuestro ADN reacciona permitiendo los cambios necesarios para nuestra evolución cuando aceptamos que ello suceda.

Respirar conscientemente nos sitúa en esa posición que nos lleva a la Presencia. Desde la Presencia somos dueños de nuestra emotividad y podemos desplegar nuestros dones para entrar en un plano creativo que dará empuje a una serie de acciones que inspiradas desde la consciencia permitirán ir estableciendo espacios de armonía en nuestros lugares. Debemos aprender a gestionar nuestras emociones y por eso debemos valernos de técnicas específicas que nos ayuden a situarnos en nuestros centros.

Los estados de equilibrio no implican que debamos ser tolerantes con la injusticia y el uso del poder para fines destructivos guiados por la ignorancia y el egoísmo. El entrar en estado de equilibrio, nos permite autogestionar mejor nuestras emociones para poder intervenir en la gestión de conflictos de forma equilibrada y asertiva. Es evidente que habitamos un cuerpo emocional y un mundo regido por infinitas emociones. Nuestro reto es poder ejercer la maestría, el poder sobre nosotros mismos, siendo auténticamente quienes somos, pero guiados desde la consciencia superior que nos hace ser portadores de luz, inspirados desde el amor y la compasión, desde un respeto absoluto por la vida, por todos los seres y por todo lo que es. Este es nuestro reto.

Ahora más que nunca, el estar en la Presencia nos colocará en una afortunada posición y nos mantendrá en equilibrio con las diferentes polaridades. Debemos recordar nuestro propósito de sostener, para ello,  nuestra responsabilidad primera  es ser fuertemente amorosos con nosotros mismos para darnos la fuerza y la estabilidad suficientes para poder afrontar cualquier reto, desde una posición estable y comprometida.

Fuertemente unidos en ese traspaso, sosteniendo la luz, viendo desde nuestros centros, seremos capaces de sostener y conducir este traspaso dimensional tan inminente en el que hemos decidido participar desde la consciencia.

Apoyados e infinitamente amados, vibrando desde el Amor  y la perfecta armonía.

Namasté

1 de mayo de 2012